La crianza contenida

¿Qué son realmente los buenos tratos? ¿Qué hacemos con las emociones complejas cuando aparecen? ¿Qué hacemos con nuestro enfado, nuestra rabia, despertada por las actuaciones de nuestrxs hijxs? ¿De verdad nos creemos inmunes a estas emociones? ¿Pensamos realmente que podremos ser la madre (o el padre) hiper comprensiva que todo lo puede acoger? ¿Realmente creemos que este es el ideal de crianza?

La infancia, nuestra configuración de fábrica

De alguna manera nuestra infancia, las vivencias que tenemos en los primeros años de vida, moldea lo que consideramos “normal”, las actitudes que nos permiten tener mayor éxito de supervivencia (como cualquier otro ser vivo, priorizamos aquello que nos permita sobrevivir), y nos abre o nos cierra a la confianza, al placer y al vínculo con los/as otros/as.

Acompañar el vínculo entre hermanxs

¿Tenemos, los padres y las madres, responsabilidad en cómo se da la relación entre los hermanos/as? ¿Tenemos que hacer algo por remediarlo? ¿Cuál es nuestro papel?
Es muy difícil definir nuestro grado de responsabilidad “en general”, porque cada caso es único. Creo que cada una y cada uno lo puede al menos intuir si analiza su actuación frente a sus hijos/as.

La maternidad real

Era mucho mejor madre antes de ser madre. ¿Habéis sentido algo así cuando os habéis enfrentado a la maternidad real?
Es bastante generalizado tener algunas ideas claras antes de ser madre, y que estas ideas se vayan enturbiando en la práctica cuando las ponemos en contacto con la realidad de la experiencia de la parentalidad.

Los hijxs reales

La inmensa mayoría de las mamás y los papás aman a sus hijas e hijos. No tengo la menor duda. Pero no siempre nuestro amor llega tal y como nos gustaría, no siempre es un amor que cumple las necesidades reales de los niños y niñas.
En este escrito me gustaría centrarme en lo que siento que es un punto complejo para la mayoría de mamás y papás: la aceptación de los hijxs reales, tal y como se presentan ante la vida.

Expresiones que nos incomodan

En la relación con nuestros hijos, además de lo que les trasmitimos de forma consciente, vamos dando muchas pistas no elaboradas y no conscientes de nuestra ideología, de lo que pensamos y sentimos.
En este devenir van sintiendo una invitación por nuestra parte a expresar determinadas cosas y a reprimir otras.

Por miedo al infante del futuro…

Si bien lo que vivimos en la infancia tiene consecuencias en el futuro porque se trata de una etapa fundante de nuestra personalidad, de nuestro yo, esto no significa que a la hora de tratar con niños/as necesitemos actuar pensando en el futuro. Sino más bien todo lo contrario. ¿Y si cambiamos la mirada y nos centramos en lo que es hoy importante para nuestros/as hijos/as?

Límites cuidados, límites que cuidan

Uno de los temas con los que nos topamos en este camino del cuidado son los límites. Y nos topamos con ellos en un doble sentido: porque a veces cuidar implica poner límites, y otras veces cuidar implica ponerme límites. E incluso podríamos nombrar un tercer aspecto de la relación con los límites, en la cual me encuentro con mis propios límites (mi humanidad lo es, a la vez que es mi potencialidad), y acompaño el encuentro del infante con sus propios límites.